A partir de ese momento y una vez que mi mujer se incorporó a su puesto de trabajo, el teléfono móvil me acompañaba a cualquier lugar que mi poca autonomía me permitía, ya que una caída estando sólo hubiera supuesto el permanecer en el suelo hasta que hubiese venido ayuda exterior.
El asunto es que me he ido relajando en este tema, y aunque el problema sigue existiendo, el móvil no lo llevo encima habitualmente. Así que ayer, una de mis terapeutas ocupacionales y yó, tomamos la decisión de la semana que viene comenzar las "prácticas" que solventen (o cuanto menos atenúen) mi estancia "por los suelos".
Ya os contaré.
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